Todos sabemos que a los coches hay que realizarles mantenimientos para que puedan funcionar debidamente, pero este tipo de acción puede variar de acuerdo al momento que se lleve a cabo y a la labor que se realice. No es lo mismo actuar antes de que ocurra una avería, que hacerlo después que el mal esté presente y hasta esté avanzando.

Cuando hay que realizar una reparación a consecuencia de un problema, estamos ante un mantenimiento correctivo. Ahora bien, si tratamos de evitar que llegue a dicho punto, podemos decir que estamos tomando medidas preventivas o predictivas, sin embargo ¿en qué se diferencian?

Mantenimiento preventivo

En este grupo se encuentran las labores que se emprenden de acuerdo a una programación específica, bien sea por recomendación del fabricante, según las indicaciones en el manual de usuario, u otras acciones aconsejadas por los mecánicos que hacen chequeo al vehículo. Puede ser según las distancias recorridas o al completarse algún lapso de tiempo.

Para hacer mantenimiento preventivo, tal vez no haya evidencia de alguna falla o signos de posibles averías y aun así se cumple con los ajustes planificados; es decir, se actúa incluso si todo aparenta estar perfectamente. No obstante, esto previene que los problemas se hagan presentes y, con ellos, sus consecuencias.

Mantenimiento predictivo

Para este tipo de mantenimiento sí se tienen en cuenta las señales de irregularidades que va anunciando el coche. Por ejemplo, si hay algún ruido inusual, movimientos fuera de lo común, desempeño distinto del vehículo en determinados momentos o de forma permanente, olores nuevos, etc. Todo aquello que se desvíe de lo ordinario, puede ser una advertencia de que se aproxima una avería.

Podría decirse que se aplica mantenimiento predictivo cuando el problema apenas está iniciando. De acuerdo al signo que revele, se puede predecir qué parte del coche está afectada y antes de que colapse, se procede a realizar los ajustes y reparaciones correspondientes.

La clave para que el mantenimiento predictivo sea oportuno, son los chequeos. Hay que conocer al vehículo para poder detectar a tiempo cuando algo anda mal. No estamos hablando de ser paranoicos, sino de entender al menos lo básico sobre nuestros coches y llevarlos a los especialistas cada vez que notemos cualquier situación fuera de lo normal.

Para comprar piezas sin que nos cueste una fortuna, podemos optar por los desguaces coches. Además, en tales establecimientos será más probable conseguir las piezas que se requieran, sobre todo si el modelo de nuestro vehículo es viejo.